El carbón mineral que existe en la Tierra se formó, principalmente, cuando los extensos bosques de plantas (helechos y equisetos) gigantes que poblaban la Tierra hace unos 300 millones de años, morían y quedaban sepultados en los pantanos en los que vivían. Al ser el terreno una mezcla de agua y barro muy pobre en oxígeno, no se producía la putrefacción habitual ( no se descomponen) y, poco a poco, se fueron acumulando grandes cantidades de plantas muertas.
Con el paso del tiempo otros sedimentos cubrieron la capa de plantas y por la acción tanto de la presión como de la temperatura la materia orgánica se transforma en carbón.
Las principales categorías de carbón se basan en el porcentaje de carbono que contienen, el cual a su vez depende de la evolución geológica y biológica que ha experimentado el carbón:
- Turba (50 a 55 %): producto de la fosilización de desechos vegetales por los microorganismos en zonas húmedas y pobres en oxígeno, poco rica en carbono y muy mal combustible.
- Lignito (55 a 75 %): de característica suave, sigue siendo mal combustible, aunque se usa en algunas centrales térmicas.
- Hulla (75 a 90 %): mucho más rica en carbono y con un alto poder calorífico, muy usada en plantas de producción de energía, pero también posee altas cantidades de azufre por lo que es muy contaminante.
- Antracita (90 a 95 %): el que tiene mayor proporción de carbono, es el mejor de los carbones, muy poco contaminante y de alto poder calorífico, pero también el menos común.
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